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Acoso y violencia en el entorno laboral: cómo identificarlos y prevenirlos

El bienestar en el trabajo no solo depende de las condiciones físicas o económicas, sino también del ambiente psicológico y social en el que se desarrollan las personas. El acoso y la violencia laboral son problemáticas que afectan la productividad, el clima organizacional y la salud mental de los equipos, y cuya prevención requiere una acción consciente y estructurada por parte de las empresas.


Un problema silencioso pero frecuente


Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más del 20% de los trabajadores en el mundo ha experimentado alguna forma de violencia o acoso en el trabajo. En México, la NOM-035 y la reciente NOM-037 han reforzado la obligación de las empresas de identificar, prevenir y atender riesgos psicosociales, entre ellos los relacionados con la violencia laboral.


El acoso puede presentarse de muchas formas: humillaciones, aislamiento, rumores, sabotaje del trabajo, exclusión o conductas de hostigamiento sexual. En todos los casos, el impacto es profundo: pérdida de confianza, estrés crónico, ansiedad, ausentismo, rotación de personal y, a largo plazo, deterioro del compromiso y la cultura organizacional.


Reconocer estos comportamientos y actuar a tiempo es una muestra de madurez organizacional y liderazgo responsable.


Señales de alerta en el entorno laboral


Detectar la violencia laboral no siempre es sencillo, especialmente cuando se presenta de forma sutil o encubierta. Algunas señales que pueden indicar su presencia son:


Cambios emocionales o conductuales en los colaboradores (aislamiento, ansiedad, llanto frecuente, baja autoestima).

Aumento del ausentismo o rotación en determinadas áreas.

Ambiente tenso o poco colaborativo, donde predomina el miedo o la competencia desmedida.

Comentarios o bromas constantes sobre una persona o grupo.

Desigualdad de trato en tareas, oportunidades o evaluaciones de desempeño.


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Identificar estas señales requiere sensibilidad y una cultura de confianza donde las personas se sientan seguras para hablar.


Estrategias efectivas para prevenir y atender la violencia laboral


La prevención no depende de una sola acción, sino de una estrategia integral que combine sensibilización, políticas claras y liderazgo comprometido. Algunas medidas clave son:


1. Definir políticas claras y accesibles

Toda organización debe contar con un protocolo formal de prevención y atención del acoso y la violencia laboral. Este documento debe especificar:

• Qué conductas se consideran acoso o violencia.

• Canales de denuncia confidenciales.

• Procedimientos de investigación y medidas correctivas.


2. Capacitar a líderes y mandos medios

Los líderes son piezas clave para detectar y atender situaciones de riesgo. La capacitación en liderazgo empático, comunicación asertiva y gestión de conflictos fortalece su capacidad para intervenir de forma adecuada y prevenir ambientes tóxicos.


3. Promover la cultura del respeto y la inclusión

Fomentar un ambiente donde se valoren las diferencias, se escuche activamente y se reconozcan los logros de todos reduce significativamente las conductas violentas. Programas de bienestar, talleres de inteligencia emocional y campañas internas de sensibilización son herramientas efectivas para reforzar esta cultura.


4. Establecer canales seguros de comunicación

Contar con mecanismos de denuncia confidenciales y neutrales, acompañados de un seguimiento responsable, es esencial para garantizar que las personas se sientan protegidas.


5. Dar acompañamiento psicológico y organizacional

Cuando se presenta un caso de violencia, no basta con sancionar; también se requiere ofrecer apoyo psicológico y medidas de reparación que ayuden a restablecer la confianza y la salud emocional del equipo.


6. Medir y monitorear el clima laboral

Aplicar diagnósticos de clima y riesgo psicosocial de forma periódica permite identificar áreas de tensión antes de que se conviertan en conflictos mayores.


El papel del liderazgo en la prevención


Los líderes no solo deben actuar cuando ocurre un incidente, sino anticiparse a él. Escuchar activamente, dar retroalimentación respetuosa, reconocer los logros y promover el diálogo abierto son prácticas que fortalecen la confianza y previenen la escalada de conflictos.

Un liderazgo empático y consciente es la base de una organización libre de violencia.


Conclusión: construir entornos seguros es responsabilidad de todos


La violencia laboral no desaparece por sí sola; requiere acción, compromiso y un enfoque humano. Las empresas que invierten en crear ambientes respetuosos y seguros no solo protegen a su personal, sino que también fortalecen su reputación, retienen talento y mejoran su productividad.


En Sentido CIP, acompañamos a las organizaciones a diseñar protocolos, capacitar a sus equipos y fortalecer su cultura de bienestar y respeto.


Si deseas implementar un programa integral de prevención de la violencia laboral o capacitar a tus líderes, contáctanos. Nuestro equipo de especialistas puede ayudarte a construir un entorno laboral más sano, equitativo y productivo.

 
 
 

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